El triple descenso de Jesús
La iglesia primitiva habló sobre el triple descenso de Cristo: Primero en la encarnación “en las aguas” del vientre de María, luego en su bautismo en las aguas del Jordán y finalmente en las aguas del inframundo en su descenso a la muerte. Cada uno de estos descensos fue visto como victoriosos por la iglesia primitiva, participando en la victoria conseguida por toda la obra de Cristo y apuntando hacia su victoria final en la resurrección y ascensión. Al entender de esta forma la obra de Jesús, y especialmente su “descenso a las aguas”, dio aún más sustancia a la ordenanza del bautismo, lo cual significó que los primeros cristianos estaban unidos a Cristo en su muerte y resurrección y por lo tanto, también participaron en la victoria que ya ha obtenido a través del descenso y ascenso. Esta línea de interpretación, tanto con respecto a las metáforas acuáticas, como también con respecto a la conexión con el bautismo, no se extinguió con el período patrístico, sino que continuó durante el período medieval y en el pensamiento de la Reforma y la post reforma. Lo vemos también reflejado en los primeros escritos bautistas, esto es, en el tratado sobre el bautismo de Benjamin Keach, “Gold Refin’d”.
Keach y el bautismo
Gold Refin’d es más que una explicación del significado del bautismo. La mayoría de este escrito se refiere al recipiente y al modo. Al principio de esta obra, sin embargo, Keach se toma el tiempo de ayudar a sus lectores a entender exactamente qué es y qué significa el bautismo.
“Sacramentos” y “Ordenanzas”
En el capítulo cuatro, Keach empieza usando “ordenanza” y “sacramento” para referirse al bautismo y a la cena del Señor, diciendo que:
“Tal como el Sacramento de la Cena del Señor fue ordenado para celebrar el rompimiento del Cuerpo de Cristo y el derramamiento de su Sangre, de la misma manera, el sacramento del Bautismo fue instituido y designado para sostener que Cristo estaba realmente muerto, sepultado y que resucitó para nuestra justificación… Y, de hecho, no podemos dejar de sentirnos muy afectados por el gran Amor y Bondad de nuestro Bendito Salvador en la Institución de estas dos grandes ordenanzas, siendo su Diseño lleno de Gracia y su Condescendencia, para poder presentar, de cierta forma, a la vista de nuestros ojos visibles por estos medios aptos y apropiados, la gloriosa doctrina de su muerte, sepultura y resurrección, que en el ministerio de la palabra, es predicada o presentada al oído de nuestros oídos, para que podamos estar de forma más efectiva estar establecidos y cimentados en esta fe segura.”
Esta es una explicación protestante estándar de “sacramento”, es decir, que es un signo visible de una realidad invisible y, por lo tanto, un medio de gracia [santificante, no justificadora] cuando es acompañada con la predicación de la Palabra. Observe que Keach usa “ordenanza” no para disociarse del término “sacramento”, sino para calificar el hecho de que es el mismo Cristo quien instituye esta práctica, en contraste con otros elementos apropiados de la adoración congregacional que no lo son (por ejemplo, canto, oración).
El bautismo y el descenso de Cristo
Más tarde, después de citar a Tilenus y resumir su pensamiento en defensa de la propia posición de Keach, Keach explica con más detalle el significado del “Santísimo Sacramento del Bautismo” [frase utilizada al comienzo de la exposición, por ejemplo en la página 24], indicando:
“La forma del bautismo (interna y esencial) no es otra más que la Proporción Analógica, la cual guarda los signos con las cosas que significan; pues las propiedades del Agua para lavar las impurezas del cuerpo representan, en una analogía muy adecuada, la eficacia de la sangre de Cristo para borrar los pecados; así, la inmersión en el agua representa, en una analogía muy viva, la mortificación del hombre viejo y la salida del agua, la vivificación del hombre nuevo: la misma inmersión en el agua, dice él, nos muestra ese terrible abismo de Justicia Divina, en el que Cristo, por nuestro bien, fue tragado por un tiempo, en cierto modo; permanecer bajo el agua (por poco tiempo que sea) denota su descenso al infierno, hasta lo más profundo de la muerte, ya que al estar en el sepulcro sellado o custodiado, fue considerado como un muerto; salir del agua, nos ofrece una viva analogía de la Conquista que este hombre muerto obtuvo sobre la muerte; de la misma manera, dice “es conveniente que nosotros, bautizados en su muerte y sepultados con él, resucitemos también con él y prosigamos en una nueva vida.”
A pesar de que Keach está resumiendo a Tilenus, a quien describe como “un gran escritor protestante”, es bastante claro que él aprueba su interpretación y sigue, al citar a Crisóstomo, Agustín, Calvino y a otros escritores reformados contemporáneos, apoyando su propia visión de que “Así, todos los hombres pueden ver cómo los eruditos están de acuerdo con nosotros, que estas Escrituras sostienen que el bautismo es una viva semejanza de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo.”
Keach y la catolicidad bautista
Hay una numerosa cantidad de aspectos de la explicación de Keach sobre el bautismo que merecen atención, pero solo quiero mencionar aquí tres. Primero, el método teológico de Keach incluye, no tan solo buscar respuestas en las Escrituras, sino también leer esas Escrituras en concordancia con la comunión de los santos (“Estos Hombres Sabios”). Segundo, y más específicamente, la visión de Keach del significado del bautismo es, al menos en su propia opinión, enteramente consistente con la visión de la Iglesia Primitiva y también con la visión de los Reformadores. Además, está de acuerdo con la iglesia católica con respecto a que el bautismo debe ser administrado bajo la invocación de la Trinidad y con agua. Lo que Keach hace es intentar reformar el bautismo con respecto al modo y al recipiente. Esta no es la misma cosa que empezar de cero a través de un biblicismo ingenuo (sobre esto, puede ver mi ensayo sobre los próximos Bautistas y la Tradición Cristiana). Finalmente, Keach se apropia una de las más tempranas interpretaciones del descenso de Cristo y la usa para sustentar su visión sacramental y credobautista del bautismo. Así como Cristo desciende y asciende de los muertos durante su Pasión, también nosotros morimos al pecado y resucitamos a una nueva vida mediante la unión con Cristo, tal como se indica en el bautismo. Debido a que lo que significa en el bautismo, esto es, la regeneración, está siempre ligado al arrepentimiento y la fe en el Nuevo Testamento, Keach concluye, al igual que la mayoría de los bautistas, que el recipiente apropiado del bautismo es aquel que profesa conscientemente a Cristo y que el modo más apropiado para demostrar tal radical muerte al pecado y la resurrección a una nueva vida es la inmersión. La visión de Keach del bautismo es, por lo tanto, ortodoxa, reformada y radical, y es un ejemplo de cómo los bautistas pueden perseguir la catolicidad sin renunciar a sus distintivos.
Fuente: BENJAMIN KEACH ON BAPTISM AND CHRIST’S DESCENT: AN EARLY EXAMPLE OF BAPTIST CATHOLICITY
Traductor: Ignacio Durán